Durante la noche del 9 de junio de 1933, Aurora Rodríguez, de ideología avanzada, destacada feminista con el carné del PSOE, disparó cuatro tiros a bocajarro contra su hija Hildegart, en su domicilio madrileño de la calle Galileo, 51.
Aroa Noriega
La cultura española de principios de siglo XX abunda en casos de cr
novela "Amor y pedagogía" (1902), que narraba la tragicómica historia de un padre que intenta moldear a un Hombre Nuevo perfecto alumbrando el desastre posterior. Asimismo, por aquellas mismas fechas, el marido polaco de Sofía Casanova abrumaba a la escritora gallega con sus planes mesiánicos, puesto que su esposo la había destinado a engendrar al redentor genial de la nación polaca.
Europa atravesaba un momento confuso presa de filosofías radicales y futurismo visionario. Cuando Aurora Rodríguez concibió a su hija y se deshizo del padre, el mundo atravesaba un momento crítico. Hildegart, la hija llamada a ser una niña prodigio, nació en 1914, cuando las ideas eugenésicas estaban más vivas que nunca y el mundo se disponía a autodestruirse en la guerra más mortífera que recordaba la historia. Pero fue en los años treinta cuando los delirios de esta teórica de la higiene racial llegaron a su punto más malsano.
La pequeña sabía leer a los dos años, mecanografiaba textos con cuatro, y a los diez conocía varios idiomas: alemán inglés y francés. A los 11 años, la joven Hildegart impartía conferencias feministas, y su madre no dejó que nadie la tocase ni hablase con ella hasta los quince. Sin duda, Aurora Rodríguez era presa de obsesivas ideas eugenésicas. Todo se torció cuando Hildegart, con dieciocho años, reclamó la independencia y su madre reaccionó matándola a sangre fría, cuando ya se había convertido en una figura intelectual destacada. Y es que, con sólo 15 años, Hildegart ya había publicado varios libros sobre sexología y filosofía: La rebeldía sexual de la juventud, Sexo y amor, La limitación de la prole, o El problema sexual tratado por una mujer española, que llegó a vender 8.000 ejemplares en una semana.
Todo se torció cuando Hildegart, con dieciocho años, reclamó la independencia y su madre reaccionó matándola a sangre fría
Educada para ser una mujer fuerte e independiente, Hildegart se hizo abogada y empezó a colaborar con el médico Gregorio Marañón en la Liga Española por la Reforma Sexual. Ya era imposible retener a la joven en el hogar, sin teléfono y sin posibilidad de relacionarse con varones. Cuando su madre empezó a sospechar que sería "abandonada", tramó el asesinato. En el juicio, la madre perturbada declaró haberlo hecho porque su hija era demasiado hermosa.
Aurora Rodríguez dejó escrito un cuaderno que fue publicado con posterioridad. En él no mostraba ni el más mínimo atisbo de arrepentimiento y, por el contrario, afirmaba ser un espíritu superior, comparable al gran Taine, uno de los pensadores más influyentes de la cultura positivista europea. Aunque se pensó que habría sido tragada por la guerra civil, en 1977 fue encontrado su historial médico: Aurora Rodríguez había fallecido de un cáncer en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos el 28 de diciembre de 1955. Su historia quedó registrada como uno de los máximos ejemplos de cómo un abanico de ideas progresistas podía llegar a convertirse en una pesadilla de posesión y delirio.
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