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Ana de Miguel, una escuela feminista



Ana de Miguel Álvarez (1961) es una de las referentes de la filosofía feminista española contemporánea. Estos últimos años ha centrado su trabajo en cómo el feminismo construye y genera un nuevo marco teórico para analizar e interpretar la realidad. Al mismo tiempo, ha estudiado la reproducción de la desigualdad sexual en sociedades formalmente igualitarias, poniendo el foco en los jóvenes, centrándose en la violencia de género y la prostitución. Una de las aportaciones clave de su pensamiento ha sido reconstruir la genealogía feminista como teoría crítica a la luz del patriarcado. Miguel, principalmente, se ha centrado en la educación sexual; la Teoría Feminista; la violencia patriarcal; los movimientos sociales y en el estudio de personajes de referencia como John Stuart Mill, Aleksandra Kollontai, Simone de Beauvoir, Quasim Amin y Flora Tristán.




Olatz Ovejero Alfonso


“Conceptualizar es politizar”, - Celia Amorós


Construir el género: los primeros pasos


John Stuart Mill y Aleksandra Kollontai son las principales influencias en la obra de Miguel. Por un lado, la idea más importante que destaca de Mill es que la desigualdad comienza en el hogar, en el ámbito privado, revelando así, que educarse en ese contexto lleva a construir sociedades desiguales.


Por otro lado, para Miguel, la obra conjunta de Aleksandra Kollontai es de máxima importancia, aunque subraya “la crítica al androcentrismo de la ciencia, otro de los fecundos temas que desarrollaría el feminismo radical y que tanto ha contribuido a revolucionar el saber académico” (Miguel, 2000:234).


La construcción del género es una parte imprescindible dentro de la Teoría Feminista, y es aquí donde Miguel, en las sociedades formalmente igualitarias, distingue dos tipos de marcas, la marca física y la marca simbólica. Por un lado, la marca física es aquella que comienza a perpetuar la desigualdad: el pendiente. Es una herida, un agujero que colocará a ese bebé dentro del género femenino. Por otro lado, cuando Miguel habla de la marca simbólica, se refiere al apellido.


Aunque desde 1999, si las dos partes están de acuerdo, el hijo o la hija puede llevar el apellido de la madre, como Miguel bien apunta, lo que acaba ocurriendo es que a esa marca simbólica no se le da la suficiente importancia y acaba dejándose el apellido del padre primero. Aquí entra en juego el concepto que Miguel llama “el mito de la libre elección”, es decir, Miguel defiende firmemente que estamos tan condicionadas por la influencia de una estructura patriarcal que acabamos escogiendo unas decisiones concretas.


La marca física es aquella que comienza a perpetuar la desigualdad.

Cuando se habla de desigualdad, de construcción de género, suele relacionarse con la biología, espetando que, en efecto, hombres y mujeres son diferentes. Es muy interesante cómo Miguel contraargumenta ese pensamiento pro-biología que tanto se promueve. Miguel cuestiona cómo, si tan crucial es la biología, y en ella, lo sería, sin duda, el instinto reproductor de la especie, la mayoría de las mujeres occidentales están retrasando cada vez más la edad para tener hijos.


De este modo, para Miguel, la biología no ostenta la razón principal de la desigualdad, por ello, teoriza en profundidad en torno a la educación.


Perpetuar el género: El amor, el sexo y la prostitución


El feminismo siempre ha tenido presente el tema del amor. Miguel, con respecto a las relaciones monógamas, libres y poliamorosas, cree que lo realmente feminista no es el tipo de relación que se escoge, sino que, precisamente, el amor no sea el centro de la vida de las mujeres. Además, señala acertadamente que, mientras las estructuras sean patriarcales, sexistas y machistas, muy probablemente lo serán las relaciones monogámicas, poliamorosas y las relaciones abiertas. No obstante, si para Miguel el amor tiene género, “la sexualidad está megagenerizada” (Miguel, 2015:30).


Miguel afirma que la revolución sexual de los setenta puso fin a la injusticia de la doble moral sexual, sin embargo, reconceptualizó, también, la prostitución y se comenzó a poner en marcha la idea de la libre elección y el consentimiento, es decir, como Miguel critica, “si la prostitución es voluntaria, si hay consentimiento, la libertad individual aparece como un factor determinante para su aceptación (Miguel, 2012:57)”. Por ello, la postura que Miguel ofrece y conceptualiza es la posición abolicionista. La trayectoria teórica de Miguel en torno a la prostitución es muy extensa, una de las principales ideas que trabaja es el género en la prostitución, es decir, que las prostituidas son mujeres y que los puteros son hombres.


“Tampoco el consentimiento de las partes implicadas es una razón suficiente para legitimar instituciones en una sociedad democrática".

Otra de sus principales ideas es la ideología de la prostitución, que como sociedad, esté bien visto y permitido que los hombres compren los cuerpos de las mujeres, que de entrada entiendan que ellos tienen más derechos que ellas. La tercera idea que está muy presente en la filosofía abolicionista de Miguel es sacar del centro del debate en torno al consentimiento de las mujeres prostituidas y llevar al centro al cliente prostituidor o como Amelia Tiganus, sobreviviente de la explotación sexual, anima a llamar, putero.


La idea que Miguel plantea abre un interesantísimo y peligroso debate en torno al consentimiento. “Tampoco el consentimiento de las partes implicadas es una razón suficiente para legitimar instituciones en una sociedad democrática. Casi puede interpretarse al contrario: la democracia pone límites a los contratos “voluntarios” que en sociedades caracterizadas por la desigualdad firmarían sin duda los más desfavorecidos” (Miguel, 2012:59).


Romper el género: La pornografía y las nuevas generaciones


Como Miguel indica, la pornografía es una actividad cada vez más normalizada entre las nuevas generaciones, la gran mayoría lo consume y este consumo, además, se ha visto aumentado con el desarrollo de internet. No obstante, aunque el consumo del porno haya crecido, no lo ha hecho, o no, al menos, en la misma medida y a la misma velocidad, la educación sexual.


Esto es un gran problema, puesto que lleva a muchos y muchas jóvenes a creer que el porno es una escuela sexual, cuando el porno se centra, por un lado, en el placer masculino y objetiviza a la mujer, y por otro lado, desvincula el sexo de las relaciones sexo-afectivas y no promueve ni la confianza ni espacios de diálogo entre personas. Miguel es clara:


“En las sociedades formalmente igualitarias no se tolera la humillación, el desprecio ni la violencia contra las jóvenes. Pero parece que estas conductas se han desplazado a la sexualidad pornográfica bajo el manto protector del sexo y el consentimiento. Del deseo, el placer y la libre elección. Lo importante es investigar si esta ausencia de límites frente a las fantasías sexuales, producto del mercado del sexo, no está abriendo de par en par un nuevo lugar para legitimar la violencia contra las mujeres”. (Miguel, 2020:3)


"Uno de los principales problemas del feminismo continúa siendo el de hacer visible e injusta esta desigualdad"

Tras llevar a cabo la interpretación de la filosofía feminista de Ana de Miguel, se concluyen varias ideas. La principal de ellas es que la educación es aquello que puede comenzar a cambiar las estructuras, y que esta educación, además, comienza nada más salir al mundo. Por ello, Miguel anima a estar en constante transformación y a indagar en el porqué de nuestras elecciones, a tener muy presente el neoliberalismo sexual. Además, Miguel pone el foco en los y las jóvenes, en todas esas personas que deben enfrentarse al patriarcado que siempre está en constante cambio. Concluyendo, las propias palabras de Miguel engloban y resumen con gran claridad su filosofía.


“El feminismo tiene como objetivo explícito poner fin a una de las desigualdades más universales y duraderas de las existentes. La desigualdad sexual es también una profunda raíz material y psicológica de la que se nutren el resto de las desigualdades sociales. (…) Sin embargo, uno de los principales problemas del feminismo continúa siendo el de hacer visible e injusta esta desigualdad para la mayor parte de la opinión pública. Este problema continúa teniendo más vigencia, si cabe, entre la juventud y en sociedades que, como la nuestra han puesto fin a la práctica totalidad de las desigualdades formales” (Miguel, 2008:21).



Referencias:


- De Miguel, Ana (2000). Alejandra Kollontai: la mujer nueva. Universidad de La Coruña. 2000.

- De Miguel, Ana (2008). Feminismo y Juventud en las sociedades formalmente igualitarias. Revista de Estudios de Juventud, nº. 83. 2008.

- De Miguel, Ana (2012). La prostitución de mujeres, una escuela de desigualdad humana. Revista Europea de Derechos Fundamentales. Núm. 19. Páginas 49 – 74. Universidad Rey Juan Carlos.

- De Miguel, Ana (2019). Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección. Madrid: Cátedra ediciones, 2019.

- De Miguel, Ana. (2020). Sobre la pornografía y la educación sexual: ¿puede «el sexo» legitimar la humillación y la violencia? Gaceta Sanitaria. 2020. ISSN 0213-9111. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2020.01.001.

- De Miguel, Ana. (2015). La revolución sexual de los sesenta: una reflexión crítica de su deriva patriarcal. Investigaciones Feministas, 6, 20-38. https://doi.org/10.5209/rev_INFE.2015.v6.51377

- InstifemUCM. "John Stuart Mill y su aportación al feminismo por Ana de Miguel". Vídeo de Youtube. 29:53. 24 mar 2014. https://www.youtube.com/watch?v=dxtmz20sTak&ab_channel=instifemUCM

- Las Noticias de Cuenca. “Hablar de clientes en vez de puteros es despolitizar la prostitución”. Eldiario.es, 2 de febrero de 2020.

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